domingo, 9 de mayo de 2010

No siempre una mancha de vino tinto puede resultar una catástrofe. La última que me cayó encima, hizo que me empeñara en fotografiar el recorrido que desarrolla desde que le das a la copa hasta que te cae encima y te deja empapada. El vino voló!
Fue divertido captar el instante.

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